Palacio Anchorena, una joya arquitectónica en el corazón de Buenos Aires

 






El Palacio San Martín, también conocido como Palacio Anchorena, actualmente es la sede ceremonial de la Cancillería de Argentina, dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Situado frente a plaza San Martín, en el barrio de Retiro, a la altura de la calle Arenales al 761, fue inaugurado en 1909.

El arquitecto noruego Alejandro Christophersen diseñó esta casona estilo Beaux Arts para Mercedes Castellanos de Anchorena,  familia de la aristocracia porteña.

Las salas son en sí mismas exposiciones de arte argentino y americano del siglo XX. Antonio Berni, Pablo Curatella Manes, Lino Enea Spilimbergo y Roberto Matta, entre otros.

Considerado monumento histórico nacional desde 1994, además cuenta con una importante colección precolombina y biblioteca especializada en derecho internacional.


Vuelven las visitas guiadas

El reloj marca las 16, momento tan esperado. Comienza el recorrido de la segunda visita guiada del día.

Patrimonio arquitectónico y cultural que se divide en tres casas unidas por un patio central, preserva páginas de la historia y costumbres argentinas dibujando el explendor de una época.

Desireé Chaure, guía y responsable del Museo de la Diplomacia Argentina, y Marcy Herrera, asistente y estudiante de curaduría en arte, no dejan detalle al azar.

Salas de reuniones y ceremonial, livings dorados, vitraux, relojes antiguos, muebles traídos de Europa, escaleras recargadas al mejor estilo barroco, obras de “una de las construcciones palaciegas más bellas de la ciudad”.

“Si prestan atención, verán que hay puertas secretas que se confunden con las paredes”, comenta Marcy.

“Un dato de color es que en aquellos tiempos, esas puertas eran solamente para uso del personal que trabajaba en la casa. A través de ellas ingresaban hacia pasillos que no se veían conocidos como pasillos de servidumbre”, agrega Desireé.


Un pedazo del muro de Berlín

Pareciera mentira que en medio del bullicio y altos edificios de la ciudad, el verde exuberante da vida a un jardín de ensueño.

“Aquel pedazo de muro fue obsequio de Alemania en una de las visitas de cancillería, tradición que hace de la casona un museo inigualable de objetos del mundo”, resume Marcy.

Habiendo pasado poco más que una hora, nos sentamos en uno de los bancos de la plaza, buscando sombra.

Observamos la fachada que al alzar la vista maravilla.

Palacio Anchorena 

“Inspirado en el Grand y el Petit Palace parisinos, el arquitecto ideó tres mansiones independientes pero con una fachada única sobre el terreno limitado por las calles Basavilbaso, Arenales y Esmeralda. Cada una de las residencias fueron ocupadas por Doña Mercedes, sus hijos y sus respectivas familias. En 1936 el palacio es adquirido por el Ministerio de Relaciones Exteriores pasando a ser parte de la Cancillería”, redondean casi a modo de coro ambas guías.

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