Durazno, reconocida como la ciudad más verde de Sudamérica




Por esas cosas de la vida, el destino me llevó a Durazno, una simpática ciudad localizada en el centro de Uruguay, sobre el margen del río Yí.

Fundada por los portugueses en 1821, es conocida por ser polo urbano de la región ganadera y agrícola. 

La Sociedad Rural, el famoso Puente Viejo y Santa Bernardina son alto obligado para terminar de descubrir verdadera esencia.

Unos kilómetros más y vale la pena seguir hasta Paso de los Toros, departamento de Tacuarembó, donde nació el agua tónica, producto natural que logró transcender fronteras. El campo en sí mismo es encantador. A lo lejos, verdes montes como ramos que brotan de la tierra.


Cada localidad, con sus características e impronta 

Desde la terminal de micros de Colonia, a metros de la de Buquebus, sale el colectivo rumbo a lo que alguna vez fue la capital del país. 

El trayecto llama la atención y no es para menos. 

El conductor frena buscando la parada perfecta para el descenso del viajero. Algunos, en la puerta de su propia casa!

No hay apuro.

La quietud deja de ser tal por unos instantes. La llegada del residente moviliza al pueblerino. Un paisano levanta la mano en pos del saludo cordial.

La ruta, por su parte, casi no tiene tráfico y el andar es más bien lento. 

Tres horas entre colinas hasta llegar a Durazno.

La ciudad posee un rico patrimonio histórico, reflejando una arquitectura esencialmente europea: intendencia, casa de Fructuoso Rivera, la iglesia San Pedro, entre muchas otras de época.

Dato interesante: a las afueras se destacan las pinturas rupestres cercanas a los arroyos Maestre Campo y Chamangá; también la Capilla Farruco, una de las consturcciones coloniales más antiguas.


Dónde dormir: un hotel sobre la plaza más linda


“Hotel Boutique Patio Sarandí les da la bienvenida. Ubicado en un lugar estratégico y de fácil acceso a todos los puntos de nuestra ciudad frente a la hermosa plaza del mismo nombre”, asegura orgullosa su dueña, Maite Andrade Despaux.

“Es una opción ideal para los viajeros con intereses de negocio o placer.  Buscamos brindar un servicio de hospitalidad, calidez, e innovación que nos identifique”, agrega.


“La historia no comienza hoy”

 “La  idea de este emprendimiento surge como homenaje a nuestra abuela Elida Francisca Rodríguez Ingold, doña Nita para todos, quien con su espíritu solidario y empático hizo de esta casona un lugar de acogida y buen trato”, cuenta emocionada Maite.

“Hoy sabemos que nos guía y acompaña  a cuidar a nuestros clientes como familia o amigos buscando que su experiencia en Durazno sea lo más auténtica y placentera posible”, finaliza mientras su mirada se pierde en el tiempo.


PUENTE VIEJO


Hotel Boutique Patio Sarandi




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